En 2025, la CASACOR Paraná, que se extiende hasta el 27 de julio en una casona de la calle Carmelo Rangel, en el barrio Batel, en Curitiba, reafirmó su papel como un espacio introspectivo sobre el habitar contemporáneo. Los ambientes presentados al público revelaron un manifiesto a favor del confort emocional y la conexión con los sentidos. El resultado fue una muestra envolvente, donde materiales naturales, iluminación bien dosificada, tecnología y memoria compusieron escenas de pertenencia.
La madera apareció con protagonismo, en interpretaciones diversas y creativas. Paneles ondulados, superficies en tonos oscuros y volúmenes generosos mostraron la versatilidad del material, que se presentó tanto en composiciones más sobrias como en ambientes más atrevidos. “Me gustó bastante la diversidad de usos de la madera y la presencia de maderas en tonos más oscuros. Es una nueva forma de ver las composiciones de madera”, observa Carol Vitola, diseñadora de Impress. La combinación con piedras naturales y estructuras metálicas reforzó el contraste equilibrado entre fuerza y ligereza, naturaleza y tecnología, artesanal y contemporáneo, una constante en los proyectos de esta edición.
Ese equilibrio entre contrastes también fue percibido por Cristiane Silveira, diseñadora de Impress, quien destacó la fluidez con la que los espacios mezclaban estilos y referencias. “Los ambientes estaban explorando, de forma muy armoniosa y con ligereza visual, varias referencias entrelazadas, como si los ambientes abrazaran a quien los visitaba”, comenta.
En varios proyectos, la presencia de la luz natural aportó aún más calidez. Áreas de estar integradas a terrazas, ventanales amplios y claraboyas revelaron un cuidado en proyectar espacios que dialogan con el entorno y favorecen momentos de pausa. Uno de esos gestos sutiles, pero significativos, apareció en el espacio conocido como Cuarto de las Pequeñas Pausas, de Talita Nogueira, donde una mesa bajo la ventana despertó un tipo muy específico de nostalgia. “Realmente me recordó una sensación de infancia, de estar observando por la ventana de un lugar acogedor, imaginando escenarios para el ambiente exterior”, recuerda Carol.

El habitar contemporáneo también estuvo representado por soluciones compactas, pero versátiles, como la Tiny House de 18 m², proyectada por Gabriela Casagrande, que integra diferentes funciones en un solo volumen ligero, eficiente y sostenible. “Un espacio que, además de reunir confort, bienestar, tecnología y sostenibilidad, puede trasladarse a cualquier lugar”, define Cristiane. La elección inteligente de los revestimientos, como el patrón amaderado de los armarios —un roble natural, homogéneo y contemporáneo— aportó la dosis justa de calidez y acogimiento, sin sobrecargar el espacio compacto. Esta característica permite su aplicación en distintos ambientes de la casa, sin generar saturación visual, proporcionando una sensación de continuidad y facilitando la combinación con diferentes colores y materiales.

La curaduría de colores reforzó esta narrativa emocional: variaciones de verdes, tonos tierra, azul profundo, amarillo mostaza y una paleta de neutros cálidos aportaron equilibrio entre osadía y atemporalidad. “Observé que los ambientes siguen buscando conexión emocional, ya sea con el pasado, con el presente, con el arte o con los pasatiempos”, reflexiona Carol. La valorización de lo artesanal, la presencia de la biofilia y el uso de acabados con textura natural completaron el repertorio sensorial de la muestra.

Algunos espacios, como el Living Esencias, firmado por Maria Alice Crippa y Gustavo Assis, evidenciaron este encuentro entre materiales y emociones al combinar madera ondulada, piedra bruta y una bodega de metal en un ambiente que, según Carol, era “muy estiloso, muy acogedor, muy armónico”. Cristiane refuerza: “La combinación de elementos, los paneles con esquinas redondeadas y la ligereza de la luz natural destacaban la delicadeza de los detalles”.
CASACOR Paraná 2025 propuso así una narrativa emocional a través de espacios que acogen, inspiran y despiertan recuerdos. Una edición en la que el diseño y la arquitectura se pusieron al servicio de la escucha: de las historias y de aquello que verdaderamente nos hace sentir en casa.