Entre el 4 y el 13 de septiembre, la Paris Design Week celebró 15 años transformando la ciudad en un ecosistema que va más allá de los pabellones de Maison&Objet y difunde el diseño por barrios enteros. Para Brasil, la edición fue especial: además de la feria (4–8/9), hubo activaciones en la ciudad y una agenda institucional alineada con Brasil–Francia 2025, año que celebra dos siglos de relaciones entre ambos países. En la práctica, esto significó presencia calificada en diferentes frentes y una narrativa coherente sobre identidad, sostenibilidad y saber-hacer.
La participación oficial organizada por ApexBrasil tomó forma en la exposición Amuleto, con curaduría de Bruno Simões y escenografía de Lucio Richetti. El concepto partió de una idea simple: objetos que cargan significado y protección para mostrar cómo técnicas ancestrales brasileñas, cuando se reelaboran, se convierten en productos contemporáneos competitivos. El stand integró 31 marcas y estructuró un recorrido en el que materias primas naturales, investigación de materialidad y acabado preciso se presentan como lenguaje, valorizando el simbolismo de las piezas. Los nombres brasileños aparecieron con consistencia y diversidad, lo que ayuda a explicar por qué la muestra se percibió como actual ante los ojos internacionales. La cooperativa de tapicería Trapos & Fiapos y el artista Sergio Esteban, por ejemplo, formaron un conjunto que establece puentes entre territorio y lenguaje. Al traer este elenco fuera de los centros tradicionales brasileños, Amuleto sugirió que observar los materiales y respetar el tiempo del hacer manual expresa objetos de lectura internacional amplia.
El Nordeste, por cierto, tuvo un capítulo propio con el debut de Alagoas en el circuito a través de la muestra Caboco + Alagoas Feita à Mão. Bajo la curaduría de Marco Aurélio Pulchério, el estado presentó cerca de 120 piezas de maestros y artesanos que trabajan madera, barro y fibras, mostradas en un enfoque contemporáneo que privilegia tipologías de uso y combinaciones de materiales. El efecto fue inmediato: la presencia generó conversaciones con compradores y curadores, abriendo puertas a pedidos y colaboraciones. La selección incluyó nombres como Irineia, Salvinho, Adriana Siqueira, Sil de Capela, Leonilson Arcanjo, Jason, entre otros.
Fuera del pabellón, la programación institucional reforzó la densidad de la presencia brasileña. La Sala Villa-Lobos de la Embajada de Brasil en París recibió, entre el 3 y el 5 de septiembre, la exposición Héritage Culturel et Savoir-Faire, con curaduría de Pat Monteiro Leclercq. La muestra articuló herencia y reinvención reuniendo un amplio elenco, con nombres como Maximiliano Crovato, Gisela Simas, Carol Gay, Atelier Passarelli y Strauss, además de colaboraciones e invitados de la escena francesa como Juliette Somnolet. Un recorte que reforzó, al público parisino, la potencia del hacer artesanal brasileño actualizado mediante procesos contemporáneos.
El balance de la Paris Design Week 2025, visto en conjunto, no se mide solo por el flujo en los pasillos de la feria. Brasil ocupó la ciudad con discurso y consistencia, combinando negocios con construcción de sentido cultural. Quedó claro que nuestra contribución al evento no es la de una “excepción exótica”, sino la de un universo creativo y curatorial maduro que sabe transformar el repertorio local en un lenguaje global.