El prestigioso honor de la arquitectura mundial, el Premio Pritzker, ha sido concedido este año al arquitecto Riken Yamamoto. Con una carrera que redefine la interacción entre espacios públicos y privados, el arquitecto nacido en Yokohama, Japón, es reconocido no por su diseño innovador sino por su filosofía arquitectónica que promueve una experiencia comunitaria más integrada y solidaria.
“Para mí, reconocer el espacio es reconocer a toda una comunidad”, dice Yamamoto, cuyo trabajo es testimonio de su creencia de que la arquitectura contemporánea a menudo ha puesto demasiado énfasis en la privacidad a expensas de las conexiones humanas esenciales. En una era donde la urbanización a menudo resulta en aislamiento, las obras de Yamamoto se destacan como un llamado a revivir la interactividad y el apoyo mutuo dentro de las comunidades.
El jurado del Premio Pritzker 2024 elogió a Yamamoto por «sensibilizar a la comunidad sobre la responsabilidad de la demanda social y por cuestionar la disciplina de la arquitectura para calibrar cada respuesta arquitectónica individual». Su enfoque desafía las nociones tradicionales de libertad y privacidad y rechaza la mercantilización de la vivienda, centrándose en cómo los espacios pueden fomentar las relaciones humanas.
Su obra refleja la influencia de técnicas tradicionales, como la vivienda machiya japonesa y el oikos griego, ambas relacionadas con las ciudades, cuando la conectividad y el comercio eran esenciales para la supervivencia de las familias. Un ejemplo de ello es el diseño de su propia casa, en 1986, para fomentar la interacción con los vecinos desde terrazas y tejados.
Entre sus proyectos destacados, Pangyo Housing en Seongnam, República de Corea, destaca por sus espacios habitables diseñados para fomentar la interacción social. Con áreas comunes que incluyen parques infantiles, jardines y puentes que conectan diferentes bloques de viviendas, el diseño promueve un sentido de comunidad entre los residentes.
Otra obra significativa es la Casa Ishii en Kawasaki, Japón, una residencia diseñada para dos artistas con una gran sala que se abre al exterior, transformándose en un escenario para actuaciones, mientras que los espacios habitables son más reservados, incrustados debajo. Este proyecto ejemplifica cómo Yamamoto integra la vida pública y privada, ofreciendo espacios íntimos y abiertos a la comunidad.
La carrera de Yamamoto, que abarca más de cinco décadas, está marcada por una variedad de proyectos que van desde residencias privadas hasta grandes desarrollos de viviendas e instituciones educativas, con proyectos en todo Japón e internacionalmente, incluido el trabajo en la República Popular China, la República de Corea y Suiza.
Este premio celebra sus logros pasados y reconoce la influencia duradera de Yamamoto en la arquitectura contemporánea, destacando su capacidad para transformar los espacios comunes en lugares de encuentro e interacción, redefiniendo lo que significa vivir en comunidad en el siglo XXI. Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt, que patrocina el premio, destacó el impacto social de las obras de Yamamoto: «Sus obras están siempre conectadas con la sociedad, cultivando la generosidad de espíritu y honrando el momento humano». Yamamoto será honrado en una ceremonia en Chicago, Illinois, EEUU., a finales de este semestre.