Neuroarquitectura: Creando Espacios Humanizados a través de la Sintonía con el Cerebro

¿Alguna vez ha entrado a un espacio y se sintió diferente? Calma, bien estar, calidez y comodidad pueden ser algunas de las sensaciones, pero algunos ambientes también pueden inferir cambios sutiles en nuestra percepción del entorno. Además, algunos espacios pueden haber sido diseñados con la intención de transmitir estímulos específicos. A este tipo de trabajo le llamamos neuroarquitectura.

La Neuroarquitectura trasciende las barreras entre la arquitectura y la neurociencia, uniendo la investigación fundamentada y la creatividad para diseñar ambientes que no solo albergan sino que también nutren la experiencia humana. Comprender cómo responde el cerebro a los estímulos del ambiente construido permite a los arquitectos y designers dar forma a los espacios de manera que eleven el bienestar emocional, la salud mental y la calidad de vida de las personas que los utilizan.

El hito fundacional de la Neuroarquitectura puede atribuirse al trabajo de Roger Ulrich en los años 60, cuando sus investigaciones revelaron la notable diferencia en la recuperación de pacientes hospitalizados con y sin vista a la naturaleza. Desde entonces, la disciplina ha evolucionado, integrando conocimientos de la neurociencia, psicología ambiental y design. En la actualidad, científicos y arquitectos colaboran para identificar cómo la arquitectura puede afectar al funcionamiento cerebral y emocional de las personas.

La neuroarquitectura puede ser beneficiosa en varios aspectos. Los estudios demuestran que la exposición a la luz natural regula los ritmos circadianos, influyendo en el sueño y el humor. Los colores cuidadosamente elegidos también juegan un papel vital. Los tonos suaves pueden inducir a la calma, mientras que los colores vibrantes pueden estimular la creatividad. Ya el layout bien diseñado de los espacios siempre considera la jornada del usuario. El layout debe ser intuitivo, minimizando la necesidad de instrucciones complejas. Las áreas de descanso estratégicamente posicionadas promueven interacciones sociales y momentos de relajación, por ejemplo.

¡Además, la biofilia es una aliada de la neuroarquitectura! Se ha demostrado que la incorporación de elementos de la naturaleza, como plantas vivas o materiales orgánicos, reduce los niveles de estrés y aumenta la sensación de conexión con el ambiente. Los beneficios psicológicos del «biophilic design» son ampliamente reconocidos. Otro aspecto fundamental es la comodidad sonora. Los ambientes con aislamiento acústico eficiente y absorción de sonido crean espacios más agradables y propicios para la concentración.

La neuroarquitectura va más allá de la estética y la funcionalidad; se trata de crear ambientes que respeten y promuevan la salud mental y emocional de las personas. Al considerar las respuestas del cerebro humano a los estímulos visuales, táctiles y ambientales, los proyectos pueden mejorar el bienestar general de los ocupantes. La aplicación de estos principios no solo da como resultado espacios estéticamente agradables, sino que también contribuye a construir comunidades más saludables y conectadas.

Principales Proyectos Mundiales

Edificio Bullitt Center, Seattle: Este edificio es una proeza de sostenibilidad y Neuroarquitectura. Su design pone el acento en la conexión con la naturaleza, con amplios espacios acristalados que dejan entrar la luz natural y sistemas de ventilación que mantienen el aire fresco y saludable. Se inauguró oficialmente el Día de la Tierra, el 22 de abril de 2013.  Fue proyectado para ser el edificio comercial más verde del mundo y fue certificado como «Edificio Vivo » por el International Living Future Institute en abril de 2015.

The Salk Institute, California: El trabajo del arquitecto Louis Kahn en este instituto se destaca por la aplicación de la proporción áurea y la simetría, que son patrones visuales agradables al cerebro humano. Estos elementos ayudan a crear un ambiente que estimula la creatividad y la reflexión.

Biblioteca Nacional de Noruega, Oslo: Este proyecto ejemplifica cómo se puede utilizar la Neuroarquitectura para construir un puente entre el ambiente construido y el paisaje natural. El techo inclinado de la biblioteca crea una plaza pública que ofrece vistas panorámicas de la ciudad, invitando a la gente a interactuar y apreciar el entorno.

La neuroarquitectura es un puente entre la ciencia y el arte de proyectar. Trasciende la simple construcción de edificios para dar forma a experiencias que elevan el espíritu humano, creando espacios que no solo son funcionales sino también inspiradores y transformadores.

 

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