En cada edición, CASACOR São Paulo reafirma su posición como uno de los principales escenarios de experimentación y debate sobre la forma contemporánea de habitar en Brasil. En 2025, la muestra se reinventa al ocupar, por primera vez, el Parque da Água Branca, un espacio patrimonial ubicado en la zona oeste de la capital paulista. Más allá del aire fresco que ofrece este nuevo escenario, la ubicación influyó directamente en el tono de esta edición, desafiando a arquitectos, diseñadores y paisajistas a desarrollar sus proyectos a partir de una relación más sensible con el entorno, la historia y la naturaleza que conforman este patrimonio urbano.
Los más de 70 ambientes presentados reúnen propuestas que reflejan un momento de transición importante en la arquitectura y el diseño de interiores. Para Luiz Gorgen, diseñador de Impress Decor que visitó los espacios, la muestra presentó una serie de ambientes que dialogan con temas como sostenibilidad, tecnología, identidad brasileña y el regreso del color como elemento central de afecto e identidad. Sus impresiones revelan una edición marcada más por la sensibilidad y el cuidado que por los excesos estéticos.
Desde la entrada, ya se podía notar una mayor integración entre los espacios, un rasgo que, según Luiz, se impuso como una de las principales características de la muestra. En muchos ambientes, desaparecieron los límites rígidos entre sala, terraza, jardín o cocina. “La transición entre los usos es mucho más orgánica. Ya no hay una línea clara entre el interior y el exterior. Los espacios dialogan entre sí con fluidez, sin la necesidad de que cada ambiente se afirme de forma aislada”, comenta
Esa fluidez vino acompañada de una creciente preocupación por la elección de materiales. El uso de recursos de menor impacto ambiental fue constante en los proyectos: maderas de reforestación, MDF y superficies que reproducen patrones naturales a través de tecnologías de impresión. Como destaca Luiz, las empresas del sector han actuado justamente en este campo: ofrecer soluciones que emulan con fidelidad la estética de la madera, sin recurrir al corte de materia prima natural.
Otro aspecto relevante fue el uso cada vez más extendido de la tecnología en la vida doméstica. Casas automatizadas, electrodomésticos integrados por comando de voz y sistemas de iluminación inteligente aparecieron en diversos espacios, consolidando una tendencia: el hogar conectado como aliado de la rutina diaria. “La tecnología hace el día a día más eficiente. Con iluminación y dispositivos inteligentes, nuestro hogar responde mejor a nuestras necesidades y se vuelve más cómodo”, señala Luiz
Sin embargo, tal vez el punto que más llamó la atención fue el regreso del color, especialmente de los tonos terrosos y marrones, como protagonistas en los proyectos. Después de años dominados por paletas neutras, la fuerte presencia de colores cálidos sorprendió positivamente.. “Vi mucho marrón, y no solo en muebles o acabados, sino también en paredes, objetos y tejidos. Me encantó. Fue lo que más me impactó positivamente”, destaca Luiz. Según él, el color volvió a escena como un gesto emocional y necesario, reflejando una búsqueda de espacios más acogedores, sensoriales y afectivos.
Ambientes como el del arquitecto Maurício Arruda fueron ejemplo de cómo el color puede aparecer de forma conceptual e integrada al contexto. Arruda desarrolló una paleta basada en la botánica del parque donde se ubica la muestra, en colaboración con la diseñadora Maibe Maroccolo, especialista en tintes botánicos. “Fue emocionante ver ese cuidado. El color no está ahí para impresionar, sino para conectar el proyecto con el territorio”, comenta Luiz Gorgen. Para él, estas colaboraciones con profesionales de otras áreas enriquecen los proyectos y aportan capas de autenticidad que van más allá del aspecto visual.

El paisajismo de esta edición también merece destaque. Según Luiz, hubo un equilibrio notable entre propuesta estética y respeto por el entorno: “e sentía que estábamos dentro de un parque protegido. La ambientación es respetuosa, acogedora, sin excesos ni sensación de artificialidad.” Esa percepción gana relevancia en el contexto actual de São Paulo, donde el uso de los espacios públicos y parques urbanos ha sido objeto de debate, especialmente en lo que respecta a la preservación de la flora nativa.
Dentro de esta atmósfera más contenida y delicada, algunas tendencias internacionales aparecieron de forma puntual, como el tropicalismo con toques art déco. Luiz también destaca el uso de muebles firmados por diseñadores brasileños como un punto muy positivo. Piezas clásicas del diseño nacional, con su calidad e historia, ocuparon lugares de destaque en muchos ambientes, lo que revela una creciente valorización de la producción local. Más allá de las elecciones materiales y soluciones de diseño, la muestra dejó claro que el desafío actual es construir espacios auténticos, que reflejen historias y sensibilidades reales. “La curaduría sigue teniendo un papel fundamental. La estética debe venir acompañada de contenido, de verdad.”
CASACOR São Paulo 2025, por lo tanto, deja un retrato interesante de su tiempo: una muestra de transición, en la que el color, la conexión con la naturaleza, la inteligencia del hogar y la búsqueda de autenticidad señalan caminos prometedores. Para el sector de arquitectura y diseño de interiores, queda la provocación: ¿cómo transformar estas tendencias en experiencias reales, sensibles y sostenibles dentro de los hogares?






