Espacios reservados para oficinas dentro de casa no son, necesariamente, novedad. Pero, con el crecimiento de las posibilidades de trabajo remoto, en gran parte debido a la pandemia de Covid-19, se han vuelto casi obligatorios en casas y apartamentos. Camila Bruzamolin, arquitecta de Curitiba, dice que si antes el 85% de sus clientes pedían proyectos con home office, hoy esa cifra es del 100%.
Para ella, es una tendencia que las grandes corporaciones reduzcan sus oficinas, con la posibilidad de trabajar on-line. En los últimos meses, apunta, no pocos clientes sabían que ya no volverían a trabajar de forma presencial y, si aún no se habían planteado la posibilidad de tener una oficina en casa, pedían adaptaciones al proyecto.
Las ventajas, realmente, no son pocas, y casi todas están relacionadas con la comodidad y la practicidad. Desde no enfrentar tráfico ni perder tiempo en desplazamientos hasta tener una alimentación más sana y equilibrada en casa, pasando por ganar tiempo con la familia o para actividades físicas y de ocio.
Esta comodidad, refuerza Camila, tendrá que traducirse en el ambiente home office, que debe ser un lugar bien definido dentro de la casa. Si no una habitación o una habitación separada de otros ambientes, un mueble funcional que permita esta delimitación, organización de ordenadores y demás materiales de trabajo.
“Eso ayuda tanto en la rutina y metodología de las actividades, como en el momento de desconectar de ellas a la hora de la comida, la noche y los fines de semana”, explica. La experiencia es propia de alguien que también ha estado acostumbrado a trabajar en casa durante mucho tiempo.
Aquellos que necesitan regresar a la oficina o van a enfrentar la rutina híbrida, también empiezan a buscar adaptaciones que aporten una sensación de confort al antiguo entorno, antes solo con una cara corporativa. Camila dice que atendió a un juez con la necesidad de hacer más cómoda su oficina, luego del período de trabajo desde casa.
No puede faltar
Además de una mesa para apoyar el equipo y el papeleo, para Camila, los nuevos ambientes de trabajo también deben tener lugares para evadirse, como sillones, un área para sentarse y un rincón para tomar café o té.
Una ventana con vista, plantas y objetos que a la persona le gusta tener cerca, como fotografías, cuadros, grabados y libros, son otros elementos para brindar comodidad y bienestar. “Lo que hagamos para sentirnos bien impactará en nuestra productividad”, justifica.
En los acabados, Camila apuesta por mucha madera natural y sillas ergonómicas en piel o tela. La sensación de confort también está garantizada por el uso de papeles pintados con texturas que recuerdan tejido y la iluminación indirecta.
