El término futurismo, aunque se refiere a algo moderno, apareció por primera vez a principios del siglo 20. Comenzó como un movimiento artístico, marcado por un poema italiano llamado «Manifiesto del Futurismo», de Filippo Tommaso Marinetti, en 1909. A partir de entonces, en el campo de las artes, la arquitectura y otras ocupaciones, asumieron el deseo de observar el hoy para proyectar un futuro ideal.
Hoy, el futurismo toma otros frentes: es el estudio de futuros posibles. Olvídate del estereotipo de muebles estilo “casa de los Supersónicos”, pero piensa que el futurismo indica lo que vamos a ver o lo que se puede ver en nuestra sociedad, nuestro comportamiento y todo esto reflejado en nuestro estilo de habitar y vivir.
Por eso, el futurismo no se limita a predecir lo que viviremos dentro de unos años o décadas, sino también a imaginar lo que podremos vivir, mapeando futuros alternativos que pueden influir tanto en nuestra individualidad como en nuestro compromiso con lo colectivo.
Algunos temas pueden ser abordados por el futurismo, como la tecnología, la conexión con nuestro hogar, la preocupación por el medio ambiente, entre otros. Si antes las funciones de la casa estaban restringidas a nuestras necesidades básicas como dormir, comer y trabajar, hoy existe una conexión ligada a nuevos hábitos, creando una conexión emocional y sensorial. La casa del futuro ya no solo estará totalmente automatizada, sino que estará cada vez más conectada con su entorno, utilizando recursos sostenibles para asegurar energía, calefacción, ventilación, entre otros recursos.
En el diseño, encontramos soluciones de materiales alternativos, el upcycling como recurso como recurso para el pensamiento sustentable, así como una preocupación por el proceso productivo que implica menor generación de residuos, logística más efectiva, entre otros pasos. Es decir: el futurismo no se restringe a la mirada, sino también a lo inherente al resultado del producto.
La conexión con los objetos de una forma más intuitiva, que estimula nuestro inconsciente, es también una forma de utilizar el futurismo para pensar el ahora. Todas estas demandas actuales no se restringen a lo que podemos imaginar de un futuro más moderno y visualmente audaz.
En las microtendencias presentadas por Impress, dos traducen este contexto: Out Of this World y Sensory Healing. En la primera, En el primero, los interiores rompen los límites entre lo real y lo fantástico. La disociación del mundo real se estimula agudizando los sentidos, a través de los efectos de luces, sonidos, aromas y superficies táctiles, reflectantes e iluminadas, como en Sensory Healing. El mármol, el cuarzo, la madera son elementos que transmiten esta conexión sensorial y nos dan una sensación de bienestar y continuidad.
Estas microtendencias pretenden llevar el futuro a un presente en el que podamos disfrutar de un hogar más acogedor, más confortable y acorde con nuestra nueva forma de vivirlo con plenitud y conciencia de nosotros mismos.